La piedra angular |
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Pardo Bazán, Emilia |
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206 pages - in Spanish Edición crítica María Luisa Pérez Bernardo ISBN: 978-1-934768-79-2 Library of Congress Control Number: 2015937543 Printed copy: U$ 32.85.- add to cart Evaluation copy: U$ 21.35.- add to cart Online access: U$ 9.99.- add to cart La piedra angular (1891) obedece al deseo de Emilia Pardo Bazán de analizar un tema que ella consideraba candente; tratando el tema del verdugo en su dimensión profesional y su entorno familiar injustamente marcado por el hecho de ser el ejecutor de la pena de muerte. El tema apasionó a la escritora porque, en el fondo, ponía en tela de juicio la pena capital, institución social que le inspiraba un profundo horror. De esta manera, en La piedra angular se analizan las doctrinas penales y los estudios de antropología criminal que aparecen expuestos a lo largo del trama. Bazán muestra en su narrativa la encarnada polémica llevada a cabo por juristas, filósofos, políticos y teólogos que se plantearon el problema de su legitimidad. Efectivamente, doña Emilia pone en su relato tres personajes que encarnan tres concepciones distintas de la justicia humana en función de sus respectivas formas de considerar el problema del crimen y del criminal en la sociedad. A través de la obra, la escritora transmite los diferentes puntos de vista sobre el tema; condena claramente la actitud conservadora, muestra las ventajas, y al mismo tiempo, los defectos del espíritu de la criminología positivista, para acabar defendiendo su propia tesis, es decir, el correccionalismo, que tiende a la regeneración moral y civil del delincuente. También se percibe la huella de Emilio Zola a través de la pintura del mundo sórdido y brutal de Marineda, la descripción de las taras sociales y morales, y la degradación que produce el alcoholismo. Ahora bien, las influencias deben buscarse, más que en la escuela naturalista, en los escritores rusos que la escritora había estudiado y debatido en sus conferencias de 1887, y en su obra La Revolución y la novela en Rusia, donde elogia a Tolstoi, al que coloca por encima del autor francés. |
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Emilia Pardo Bazán 1851 - 1921 Novelista, cuentista y ensayista nacida en A Coruña –ciudad que aparece en algunas de sus novelas bajo el nombre de «Marineda»–. Hija única de un matrimonio acomodado, recibe simultáneamente estímulo familiar –su padre era militante en el partido liberal progresista– y una educación inusual para la mujer a través del acceso a bibliotecas familiares. Esto determinaría su confianza en la capacidad intelectual de la mujer y su carácter independiente, altamente llamativo para la época en España. Comienza a escribir versos a los nueve años, y a los quince envía al Almanaque de La Soberanía Nacional su primer cuento, Un matrimonio del siglo XIX, el primero de los cerca de 600 que publicaría durante su vida. Su actitud irónica frente a los convencionalismos queda patente en sus palabras sobre los acontecimientos del año 1868: «Tres acontecimientos importantes en mi vida se siguieron muy de cerca: me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución de septiembre de 1868». Al casarse Pardo Bazán tenía dieciséis años, y su marido, José Quiroga, estudiante de Derecho, veinte. En 1873 la familia Pardo Bazán –incluyendo al reciente matrimonio– emprende un viaje por varios países de Europa, lo que despierta en Emilia la inquietud por leer a los grandes autores de cada país en su lengua original. Ya de regreso en España se acerca al krausismo, lo que la conduce a la lectura de Kant, Descartes, Santo Tomás, Aristóteles y Platón. En 1876, año del nacimiento de su primer hijo, Jaime, gana el concurso convocado en Orense para celebrar el centenario de Feijóo. Gracias a su amigo Giner de los Ríos edita en 1881 el libro de poemas titulado Jaime. Su veta novelesca aparece tarde, ya que al principio la consideraba un género menor, de mero pasatiempo. Aun así escribe su primera novela, Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina, poco antes de aceptar la dirección de la Revista de Galicia, en 1880. En 1881 publica Un viaje de novios, novela para la que utilizó las experiencias de un viaje a Francia, y acaba la biografía San Francisco de Asís. Entre 1882 y 1883 publica una serie de artículos bajo el título de La cuestión palpitante, sobre el naturalismo, corriente literaria de origen francés y base determinista y darwinista de la cual se la considera abanderada en España, si bien ella prefería que se le adhiriese al realismo nacional de raíz cervantina. En esta línea realista-naturalista se inscribe la tercera novela, La Tribuna (1883), así como Los pazos de Ulloa (1886), La madre naturaleza (1887) y La piedra angular (1891). Entre La Tribuna y Los pazos de Ulloa escribe El cisne de Vilamorta (1885), en la que la aproximación realista y naturalista sirve para mostrar como trasnochado y falaz el romanticismo del poeta protagonista. Entre La madre naturaleza (1887) y La piedra angular (1891) publica además cuatro novelas son más estudios sicológicos que un fresco social al estilo realista y naturalista: Insolación y Morriña, ambas de 1889 y ambientadas en Madrid, y Una cristiana y La prueba, las dos de 1890, consideradas impregnadas de cierto idealismo, tendencia que se observa también –con el paréntesis de La piedra angular –, en el ciclo de Adán y Eva, formado por Memorias de un solterón (1891) y Doña Milagros (1894). En 1891 se aboca al periodismo con Nuevo Teatro Crítico, revista fundada y escrita completamente por ella, que desde el título y planteamiento, cultural y divulgativo en sentido amplio, quiere rendir homenaje a su admirado Feijóo. Ese mismo año funda y dirige en 1892 la Biblioteca de la Mujer. Colaboradora en numerosas revistas y periódicos, sus crónicas de viajes, artículos, ensayos y numerosísimos cuentos se agrupan en varias colecciones: Cuentos de Marineda, Cuentos de amor, Cuentos sacroprofanos, En tranvía (Cuentos dramáticos), Cuentos de Navidad y Reyes, Cuentos de la patria, Cuentos antiguos. Cuatro de sus novelas cortas están incluidas en – El áncora, La dama joven, Bucólica, La gota de sangre . Viajera infatigable, continúa además consignando sus impresiones en artículos de prensa y en libros. En 1900 comienzan a aparecer en El Imparcial sus artículos sobre la Exposición Universal de París, que cuajarán en el libro Cuarenta días en la Exposición; en 1902 se edita Por la Europa católica, fruto de un viaje por los Países Bajos. En la revista La Lectura empieza a salir en 1903 su novela La Quimera, publicada dos años después como libro. Sus ecos modernistas y simbolistas muy de fin de siglo confirman sus ideas acerca de que la novela debe reflejar el momento de su escritura. En 1906 es nombrada Presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid. El mismo año estrena en Madrid, sin éxito, las obras de teatro Verdad y Cuesta abajo. En 1908 publica La sirena negra, y comienza a utilizar el título de Condesa de Pardo Bazán, que le otorga Alfonso XIII en reconocimiento a su mérito en el mundo literario. En 1911 publica la que será su última novela, Dulce dueño, considerada hasta cierto punto su testamento literario al ser la única escrita en primera persona desde el punto de vista de una mujer. La Quimera, La sirena negra y Dulce dueño forman la llamada “trilogía modernista” de Pardo Bazán. Desde 1910 es consejera de Instrucción Pública; socio de número de la Sociedad Matritense de Amigos del País desde 1912. Dos años después se le impondría la Banda de la Orden de María Luisa, y recibiría del Papa Benedicto XV la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice. En 1916 el ministro de Instrucción Pública la nombra catedrática de Literatura Contemporánea de Lenguas Neolatinas en la Universidad Central. Fallece el 12 de mayo de 1921. (Fuente: Vida y Obra literaria de Emilia Pardo Bazán, por Margarita Almela y Ana Mª Freire) |
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